Click here to read this story in English.
El mofongo es un platillo que es mucho más que solo la suma de sus ingredientes. Los plátanos, el ajo, el aceite de oliva y el chicharrón parecen ingredientes comunes hasta que se machacan, se saltean, se sofríen y se bañan en una sabrosa salsa. Este platillo, originario de Puerto Rico, ganó popularidad rápidamente en la República Dominicana y en todo el Caribe, y viajó junto con las personas que emigraron de esos países a Estados Unidos. Así que es un platillo con un gran recorrido gastronómico, y una opción muy completa, como parte de un menú.
Una receta de mofongo cuenta mucho más que la preparación de los plátanos y su sabor. Es un alimento con una gran historia, con raíces en África e influencia española, moldeado por la trata transatlántica de esclavos y la diáspora puertorriqueña. Los plátanos pueden proveer mucho más de lo que uno pensaría usualmente.
Para Ramon Martinez y Marilu Alfayo, el mofongo también forma parte de su historia personal. Son propietarios, junto con el hermano de Martinez, Alirio, del Mofongo Restaurant, una joya escondida en Reading, Pensilvania, que se especializa en comida puertorriqueña y dominicana. Abrieron el restaurante en 2021 tras mudarse a Pensilvania desde Nueva York, donde tanto Martinez como Alfayo trabajaron en la industria restaurantera.
Martínez fue chef en Nueva York durante varios años, mientras que Alfayo trabajaba como camarera. Martinez es dominicano y Alfayo es mexicana, y se conocieron en el Bronx. Compartían su amor mutuo por el trabajo en restaurantes, lo que les llevó a comprar el suyo mientras se encontraban aún en Nueva York. Administraron el restaurante hispano durante dos años, con Ramon como jefe de cocina y Marilu atendiendo a los ansiosos comensales. A Alfayo le encanta conocer gente nueva y pasar el día entablando conversaciones con personas que de otro modo no conocería, y Martinez se sentía como en casa dando su versión de las recetas tradicionales en la cocina.
Cuando cerraron el restaurante, Martinez intentó integrarse a otras industrias, pero Alfayo volvió a trabajar en otro restaurante. Ambos veían en su futuro la posibilidad de ser dueños de un restaurante. "Básicamente, lo que más nos gusta, a mi mujer, a mi hermano y a mí, es interactuar con los clientes. Es algo que nos hace sentir bien", dice Martinez. Estaban muy decididos de hacer que sucediera de nuevo. Nueva York se había vuelto cada vez más caro, tanto como para residentes como para emprendedores, así que Martinez y su familia empezaron a buscar oportunidades en otros lugares. Es así como llegaron a Reading, Pensilvania, una ciudad de unos 95.000 habitantes con una gran comunidad dominicana y puertorriqueña.
Aunque la mudanza de Nueva York supuso cambios en su estilo de vida—se despedían tanto del transporte público conveniente como el metro, y del hogar que habían construido allí— pero gracias a su dedicación y aprecio por la industria de la restauración se mantuvieron constantes. Sabían exactamente lo que querían: crear un restaurante que atendiera a la población dominicana y puertorriqueña, ofreciendo platillos familiares que todos aman y buscan.
La primera tarea fue el financiamiento. Martinez y Alfayo tenían un capital limitado, por lo que, para hacer realidad su sueño, tuvieron que jugárselo todo a una carta. Invirtieron sus ahorros y se asociaron con el hermano de Martinez, Alirio, para poner en marcha el restaurante. Con la integración de Alirio, la cocina encontró a un nuevo líder, mientras que Marilu sería encargada del área de atención al cliente. Ramon, por su parte, se hizo cargo de la gestión y el marketing, convirtiendo esta operación en un asunto familiar. "Todos nos sacrificamos mucho para poner en marcha el restaurante", destaca Martínez.
Tras superar el reto del acceso a la financiación recurrieron a la tecnología. Entre Martinez y Alfayo, ya contaban con una amplia experiencia en sistemas de punto de venta para restaurantes. Además, sabían exactamente lo que querían."SpotOn nos encontró. Mi mujer ya había trabajado en un restaurante con SpotOn", dice Martinez. "Así que cuando conocimos a Memo, nuestro representante local de SpotOn, y nos explicó el sistema en español, sentimos que sabíamos qué esperar. Así fue como decidimos asociarnos con SpotOn".
Con SpotOn, han mejorado la operación entre la cocina, el área de las mesas y el back office. Ahora pueden llevar un seguimiento de las ventas y planificar para el futuro. Los hermanos Martinez y Alfayo esperan abrir otro restaurante y hacer crecer aún más el negocio en los próximos cinco años.
Aunque "mofongo" es su nombre, el menú de Mofongo Restaurant es amplio y ofrece de todo, desde alitas de pollo hasta mariscos, pasando por jugos frescos y cócteles de muchos sabores. Para Martinez, la joya más preciada del menú es el Churrasco con Camarones, una sabrosa combinación de filete, camarones y mofongo.
Ser dueño de su propio restaurante por supuesto que ha implicado una nueva serie de retos. Después de un largo día preparando comida y sirviendo a los clientes, la jornada laboral no ha terminado para los hermanos Martinez y Alfayo. Hay que pagar las nóminas, revisar los datos de ventas y hacer pedidos de suministros. Como operadores prácticos, hay veces en que se tienen que llevarse el trabajo a casa. Pero cuando ese trabajo es mofongo, no está tan mal.